Alana Alves: “La libertad de no sentirse atrapada eternamente a un lugar”
Por Isadora Arenas
Alana Cardoso Ferreira Alves, más conocida como Alana Alves, brasileña de nacimiento, monitora social de formación y técnica de espectáculos, decide en el año 2014 dejar su país y venir a Chile a estudiar en El Circo del Mundo.
Alana, trapecista, técnica de sonido y monitora de circo, es una joven artista nacida en Recife, Brasil, quien durante 6 años vivió en nuestro país, en donde estudió y trabajó alrededor del circo social y nuevo circo. Actualmente Alana trabaja desde Canadá (lugar donde reside) haciendo clases de manera online a niños y niñas, en un taller gratuito junto a El Circo del Mundo.
Mi primer encuentro con el circo
“Recuerdo que SIEMPRE que llegaba un circo a mi ciudad yo imploraba a mi mamá para llevarme (yo iba a todos los espectáculos). Me dejó de llevar cuando en una ocasión, un león se comió un niño en mi ciudad. Fue un evento muy triste, pero no terminó con mi admiración por la magia del circo.
De niña siempre me llamaba la atención el circo, la forma de vivir y las cosas que se podían hacer. En la enseñanza media empecé hacer circo en un proyecto social de la Escola Pernambucana de Circo (EPC), ahí fue cuando empecé a tener amigos de circo que vivían de eso. Obvio que la vida de ellos era muy distinta de la mía y de los lujos que mi familia me proporcionaba, pero nada de eso me importó. Mi familia hizo el intento de que yo hiciera una carrera universitaria (podría ser cualquiera), solo tenía que ir a la universidad, pero llegué tarde a la PSU de Brasil (ENEM – examen nacional de la enseñanza media). Al año siguiente me dediqué a entrenar para la Escuela Nacional de Circo”.
De Brasil a Chile
“Me fui a vivir a Chile por motivos personales. Jamás me imaginé salir de Brasil antes de terminar la Escola Nacional de Circo, pero sabía que en Chile había harta movida de circo, muy distinto de Brasil, donde la mayor parte de la escena circense está en sur y sudeste del país, y sabía que la Escuela de El Circo del Mundo tenía una mirada hacia el circo social, distinto de la ENC y eso me interesaba mucho.
Cuando empecé a hacer circo, busqué escuelas de circo fuera de Brasil y El Circo del Mundo apareció en las búsquedas. Después cuando elegí partir a Chile, le pedí al director de la ENC que me hiciera la conexión entre una escuela y la otra”.
Alana se traslada de país y de universidad, y llega a El Circo del Mundo a continuar con sus estudios de circo. Ahí se encontró con una séptima generación, (la generación con más alumnos admitidos hasta la fecha), en donde según Alves, era un curso con múltiples personalidades.
Las dificultades de estudiar en otro país
“Recuerdo mis primeros días sin entender ninguna palabra de español y no solo no entendiendo el idioma, tampoco entendía la forma de hacer las cosas en general, cosas que para mí eran obvias y en Chile no y al contrario también. El primer año estuve desconectada. Era una dinámica grupal muy distinta a la realidad que yo había vivido toda mi vida (risas).
Diferencias de horarios y el frío que empezó a hacer con los meses, ¡que frío!.
Acostumbrarse al clima, a la forma de vestir por el frío, la falta de algunos alimentos, la forma que la gente hace las cosas, que a veces es súper distinta, pero creo que fue difícil tener el sentido de pertenencia al grupo, sea cual sea, de entender chistes y sentirse parte del lugar. Sentir que ahora ese nuevo lugar era tu hogar y que perteneces a ese nuevo lugar”.
La libertad de hacer circo
En relación con la escena circense Chilena, Alana destaca el estímulo hacia el nuevo circo en nuestro país, pero resalta sobre la poca capacidad de alcance de público de este, atribuido solo a las personas del medio artístico cómo la danza, la música y el teatro, entre otras.
“Es una escena que yo encuentro súper fuerte y con mucho potencial de crecimiento, pero falta expandir hacia públicos más diversos. Llegar a más espacios y contar con más inversiones en el desarrollo del circo, pues gente calificada hay en Chile, así como organizaciones capaces de explorar otros espacios.
En Brasil el circo es repartido en las regiones, en algunas ciudades del sur tiene un mayor flujo de espectáculos, creaciones, clases, talleres y escuelas. En las regiones del norte y noreste van caminando a pasos mucho más lentos. Por el desarrollo del país que siempre ha tenido esa dinámica. En Brasil no es común encontrar casas de circo, como las miles que hay en Santiago o en Buenos Aires. En cambio Canadá tiene mucho más formalizado la carrera de circo y hacen mayores inversiones en arte, como un todo, lo que facilita el desarrollo y la vida de quien es artista”.
Alana Alves, narra lo que significa para ella el hacer circo como un estilo de vida: “Siento que todo lo que hago es direccionado hacia el circo. Es como el hilo de mi trayectoria, que conecta todas partes de lo que hago”.
El rol de la mujer en el circo
¿Por qué crees relevante hablar sobre género dentro del mundo circense?
La cuestión de género es algo que tenemos que hablar y debatir en todos los espacios, existen muchos mitos que tienen que ser destruidos. La igualdad de género es algo que tenemos que construir todos los días, ya que la sociedad en que vivimos y nos desarrollamos está llena de machismo y que muchas veces nosotras mismas lo tenemos normalizado.
Con respecto a las diferencias de género dentro de los espacios circenses, Alves aclara que: “No es tan diferente a otros trabajos, claro que con las especificaciones del ambiente de circo, como la forma de que mucha gente dentro del circo asocia ciertas disciplinas a mujeres y otras a los hombres, lo que no es real. Dentro del circo siento que vamos logrando cambiar a los poquitos esas ideas, pero aún falta mucho para que seamos vistas como iguales por nuestros pares de trabajo y entrenamiento”.
¿Tienes alguna postura sobre el feminismo?
Por supuesto que sí, creo que es algo que nos ayuda a empoderarnos de nosotras mismas y entender nuestra batalla. Es algo que nos ayuda a saber donde estamos paradas y que existe muchas formas de combatir el machismo que sufrimos a diario, a cambiar toda la basura que escuchamos y vivimos TODOS los días, no existe un solo día que una tenga contacto con el mundo exterior que no escuche/vea/sufra por algo que la sociedad machista nos expone.
Con respecto a los colectivos circenses feministas, Alves precisa que son necesarios esos espacios ya que generan una red de contactos: “Con otras que están en las mismas, es una buena forma de apoyarse entre nosotras”.
¿Alguna mujer cirquera que consideres un referente o inspiración?
Admiro mucho a Herminia Silva, historiadora brasileña especializada en circo. Viene de una familia de circo y tiene publicados algunos libros y ensayos que hablan bastante del circo brasileño y su desarrollo. Y a Daniela Torreblanca. La Dani es artista y es técnica, lo que no es común en el circo. Observé que las personas en torno a Dani la respetan muchísimo, ya que es super coherente con sus actitudes y con lo que piensa.
Los anhelos de Alana
¿Qué mejoras o cambios te gustaría que sucedieran en el mundo del circo?
En relación con Chile creo que la estructura física de los espacios. Independiente del espacio de circo que sea, la infraestructurales, algo que se va construyendo de a poco, pero Chile es un lugar que tiene hartos cambios de temperatura, desde del frío hasta el más caluroso en el verano. Necesitamos espacios adecuados para entrenar, mejorar el espacio también va de la mano con mejorar la seguridad para evitar accidentes.
¿Y con respecto al tema de género?
Me gustaría que la discusión acerca del género no fuera más necesaria y que cada uno entendiera su lugar y su forma de participar, sin hacer daño a les otres, pero entendiendo que para llegar a ese lugar antes tenemos que pelear harto nuestro espacio y cambiar hartas conductas que todes tenemos.
En relación a los sueños profesionales de la artista, Alana expone no estar muy segura al respecto: “Un día soñé con salir de Brasil haciendo circo, después soñé en ser monitora de circo social y ahora por todos los temas acerca del COVID ya no sé que soñar… solo tengo seguridad de lo que no quiero para mi vida. Lo que quiero puede cambiar cada día, ser una cosa, después otra… Al final, el trabajo con circo que es lo que me apasiona y no importa la pega. Lo que sea con circo lo voy a pasar bien”.
¿Piensas en volver a vivir en Chile?
¡Si! Cuando salí de Chile jamás pensé que era para siempre, pero tampoco me puse límites o fecha de vuelta.
Alana, como tantos cirqueros y cirqueras, ha decidido hacer de su vida una itinerante (por el momento), apasionada y motivada por su trabajo, más que arraigada a un espacio físico, sino más bien con el poder de experimentar la libertad y de no estar atada, sin límites, como en un trapecio.
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