Karin Marincovich: nos gustaría poder crear una escuela de circo al fin del mundo

Karin Marincovich Sierpe, Directora general y de espectáculos en Circo del Sur, monitora Circense e Ingeniera en Administración de Negocios Magallánica y regionalista. Comienza su historia con el circo el año 2013 donde se ha destacado por su fuerte compromiso en la gestión cultural de la región de Magallanes, actualmente artista del elenco que conforma la obra Circo Platinium El Origen de la compañía Circo del sur

¿Cómo llegaste al mundo del circo?

La primera vez que conocí el circo fue a través de un taller que se estaba impartiendo acá en Punta Arenas el año 2013, era un taller financiado por un FONDART y duró aproximadamente un mes, ese taller era impulsado por los chicos de Circo Austral. Previamente a este primer encuentro yo manejaba conocimientos ligados a la realización de eventos y la logística pero desde otras instancias. En Punta Arenas no existían muchas instancias permanentes de circo, luego de ese taller quedamos muchas personas con ganas de seguir entrenando y desarrollándonos en distintas disciplinas que habíamos descubierto, ese mismo año comenzamos a generar instancias relacionadas al circo con la energía propia de la juventud.

¿Son muy escasas las experiencias relacionadas al circo en la región?

Si, son escasas, la verdad ni del nuevo circo ni del tradicional existen muchas instancias, pasa que Magallanes es una región tan extrema que entre los años setenta y noventas apenas llegaron algunos circos, algunos por barcos, otros por avión, pero siempre con mucho esfuerzo y en situaciones muy fugaces, existían instancias donde se montaba circo en gimnasios porque por condiciones climáticas montar una carpa acá es casi imposible, de hecho la última vez que un circo mexicano intentó montar una carpa acá resultó con pérdidas económicas millonarias por que el viento hizo lo suyo. En lo que respecta al circo tradicional pensando en tener una familias de circo asentadas en la región nunca fue una realidad, por otro lado en el caso del circo contemporáneo son en su mayoría influenciados por personas que habían sido formados por El Circo Del Mundo, los primeros registros en la región de circo contemporáneo son de un carnaval de invierno en Punta Arenas, tiempo después de este pasaje nació un encuentro de circo que se fue transformando en La Convención De Circo Al Fin del Mundo.

 

 

En tus primeras instancias de circo ¿Cuánto ayudó tu conocimiento en gestión para generar espacios de circo en la región de Magallanes?

Yo siempre me sentí más empoderada desde la gestión, la primera disciplina que practiqué en el circo fue tela aérea, pero de cierta forma siempre me he sentido más ligada a lo que es la gestión de espacios culturales.  El periodo de marcha del circo acá partió el 2013, eso nos obligó a trabajar y aguantar mucho tiempo, fue un proceso bien intenso, los dos primeros años fueron de voluntariado, aún no teníamos el conocimiento suficiente para postular y ganar fondos culturales, todos los sábados y domingos durante esos dos años construimos circo social para sostener y mantener las instancias de circo.

En una región con condiciones climáticas tan extremas ¿fue difícil crear hábitos de práctica entre los asistentes a los talleres?

La condición entretenida y alegre que tiene el circo ha permitido que muchos niños y jóvenes se acerquen  queriendo conocer más de esto, tenemos chicos que ingresaron a los ocho años y nunca han querido irse, la práctica se ha vuelto regular para ellos, por otro lado para cautivar tanto a los entes públicos como privados ha sido muy difícil, lo asocian solo con su rol de espectáculo con entretener, fue un trabajo profundo educar a los entes públicos y privados y tratar de que visualizaran la práctica circense como un arte escénico con las mismas cualidades del teatro y la danza.

 

¿Cómo crees que ha impactado el rol pedagógico del circo en los habitantes de la región de Magallanes?

La transformación que hemos visto en los participantes de los talleres y en nosotros mismos también como formadores ha sido muy relevante, nuestros primeros pasos fueron en el circo social, nosotros llegábamos a lugares y ciudades donde no había mucha actividad cultural, como por ejemplo la escuela Manuel Bulnes de Punta Arenas que terminó transformándose en un foco de desarrollo circense en sus diferentes disciplinas. Personalmente me ha tocado ver la transformación de muchos, creo que en una primera instancia desarrollamos circo de una forma más instintiva sin tener muchas bases pedagógicas, después tuvimos formación claro, pero en ese inicio fue más desde el instinto, armamos nuestro trabajo desde el refuerzo positivo, mediante el control de la frustración y reforzar sus logros, con el tiempo ellos mismos comenzaron a generar sus propios cambios, eso fue determinante, porque ahí entendimos que el trabajo funcionaba y creaba cambios en la vida de las personas. Hace poco en la octava convención de circo  al fin del mundo se generó una instancia de conversatorio, en ella un adulto mayor nos comentó con mucha emoción como a través de la instancia escénica vivida con el circo se transportó a  experiencias de su niñez.

En algún momento cuando comenzamos a adjudicarnos fondos pudimos comenzar también a comprar nuestros implementos para desarrollar circo, eso nos permitió además de ampliar el trabajo. El año 2017 gracias a una beca formativa que nos adjudicamos recibimos formación de parte de El Circo del Mundo, allí certificamos como monitores, gracias a esto visualizamos muchas aristas para la realización de nuestros proyectos además de entender que podíamos generar espacios culturales sin esperar que toquen nuestras puertas.

 

¿Las condiciones climáticas extremas de la región, y el frío y las condiciones de infraestructuras fueron un obstáculo para el desarrollo del circo en Magallanes?

Una de las grandes decisiones para la implementación de los talleres hoy tiene que ver directamente con contar con un espacio calefaccionado, el circo a diferencia de otras artes escénicas que quizás requieren salas más pequeñas para su desarrollo necesita de espacios extensos, además de seguridad, montaje, alturas específicas, vigas de sujeción, entre otras condiciones, son muchas las condicionantes para el desarrollo del arte circense y en una región donde no puedes quizás armar una carpa es complejo. En nuestros inicios comenzamos ocupando espacios no convencionales como colegios, pero dependíamos de la voluntad de otras personas, después en algún momento hicimos ocupación de la ex-cárcel  de Punta Arenas con el espacio cultural El Árbol, ahí estuvimos un tiempo hasta que tuvimos que dejar ese espacio porque se transformaría en biblioteca y archivo regional. La ex-cárcel fue nuestro primer espacio apropiado para desarrollarnos con condicionen más apropiada, en el pabellón central de la cárcel contábamos con alturas de once metros, condiciones físicas que nos sirvieron mucho para potenciar el área de creación, desde esa experiencia sabíamos que necesitábamos nuestro espacio propio. Luego nos trasladamos al gimnasio El Pingüino, allí no teníamos calefacción y estábamos muy propensos a todo tipo de lesiones. Hoy en día contamos con un espacio con todas las condiciones, esto fue gracias a que desde diciembre del año 2021 nos arriesgamos a arrendar un lugar sustentado mediante un modelo de negocios, en el apelamos a las postulaciones a fondos, solicitudes a nuestros socios colaboradores que también han aportado y muchas otras formas que no permiten seguir en pie.

 

¿Cómo proyectas el futuro del circo tanto en lo personal como en lo colectivo para la región de Magallanes?

Yo creo que existe una visión importante desde todas las áreas que estamos desarrollando, nos gustaría seguir desarrollando muy prioritariamente el circo social porque hoy estamos abocados a mantener el espacio físico donde nos estamos desarrollando, y nos damos cuenta que nos gustaría retomar esa instancia para vivenciar el impacto y el desarrollo del circo en la vida de las personas. Desde los espectáculos queremos ir en aumento de la calidad de nuestras producciones, además que el trabajo logre una estabilidad en el tiempo y poder seguir itinerando, nos gustaría pensar también por qué en una proyección nacional e internacional de nuestras obras, y finalmente desde el lado formativo poder crear una escuela de circo para que la gente se venga a estudiar circo al fin del mundo.

¿En qué espectáculos se encuentran trabajando actualmente?

En el año 2018 junto con el embarazo de mi hija Leonor nace la idea de darle cabida al día del circo chileno, así que creamos la obra “Gran circo Platinium El Origen” que es una especie de homenaje también a los circos que visitaron la región de Magallanes. Este que es nuestro nuevo proyecto fue en sus  inicios desarrollada en el gimnasio de la confederación deportiva, que es un gimnasio con mucha historia para el deporte regional y los grandes eventos de Magallanes como es el caso de los circos, en nuestras investigaciones encontramos registros de cómo adaptaban el circo a este espacio que no estaba necesariamente construido con esos fines, creo que algo también de esas historias están rescatadas en el Circo Platinium. En un principio la obra comenzó con una lógica muy tradicional, pero hoy es otra cosa, este año quisimos innovar con buscar el origen del circo quizás en sus raíces ligadas a norte américa y situándose cronológicamente en los años veinte y treinta, con una estética de circo vintage. El espectáculo fue muy bien recibido lo que nos tiene muy contentos, el contar con nuestro espacio propio nos permite desarrollar de la mejor forma nuestros espectáculos, siento que la narrativa de esta obra ya es más una fusión de nuevo circo, tiene una corriente más clásica pero también escenas propias del circo contemporáneo.

 

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