“Detrás de las luces”

Paulina Villar Villagra

El trabajo diario de los chicos es muy fascinante y hasta me atrevo a decir, poético. Deben trabajar constantemente en sus estados físicos y en el desarrollo de sus capacidades individuales, pero lo fundamental es la complicidad que se genera entre ellos ya que muchas veces deben improvisar, y sintonizarse con el otro.

Tengo muchos sentimientos encontrados con este proyecto, y es que gracias a este que siento un antes y un después en mi manera de fotografiar. Al inicio tuve inseguridad respecto a las dificultades técnicas en las que me encontré dentro de la carpa, pero luego de unas semanas, y siguiendo el consejo de mi profesor, pude hallar una solución: simplemente entregarme a la luz. Es por esto último, que el título tiene un doble significado, tanto para quienes retrate como para mí.

Debo admitir que las primeras semanas me dolía el estómago en pensar en ir a tomarle fotos a los chicos y tener que meterme en sus actividades. Afortunadamente, experimenté la misma complicidad que presencié con sus compañeros cuando interactué con ellos. Fue este vínculo el que cambió la perspectiva de las fotografías, dándoles un enfoque más íntimo.

Quiero expresar mi agradecimiento a cada uno de los chicos de la novena y décima generación. Espero que estas fotografías les sean útiles en esos momentos en los que todo parece complicarse, y que les sirva como recordatorio del esfuerzo que realizan para alcanzar sus sueños. Ansío seguir siendo testigo de su crecimiento, tanto a nivel personal como en su faceta artística.