Aportes del circo social

El Circo Social es un proceso de enseñanza y aprendizaje de técnicas circenses que tiene como finalidad la inclusión de personas en situación de riesgo social y el desarrollo de su comunidad. En una propuesta pedagógica de este tipo se consigue estimular la creatividad y promover las aptitudes sociales de los participantes.

Si bien es rica la bibliografía en otros países de América Latina, Central, América del Norte y Europa, no hay casi referencias al respecto de autores uruguayos. Al decir de Hammersley M.: “los acontecimientos sociales pueden estimular la investigación proporcionando una oportunidad para explorar acontecimientos poco usuales…innovaciones organizativas…” (1994:43).Para comprender este fenómeno lo situaremos desde su origen a nivel mundial. A principios de los años 80 del siglo pasado se dieron de forma paralela procesos educativos  de circo en distintos  países desarrollados donde ya se contaba con escuelas de formación circense, como la Escuela de circo de Bruselas, el Ateneu Popular 9 Barris en Barcelona, o la escuela Cirque du Monde del Cirque du Soleil con su programa de intervención social   creado en 1993. A medida que el  contexto global del neoliberalismo del siglo pasado acrecentó la brecha de desigualdades sociales, surgieron con un sentido de inclusión social   organizaciones no gubernamentales y sociedades civiles con la intención de incidir en derechos vulnerados. En esta lógica las prácticas de circo pasaron a tener un sentido  más amplio que su componente expresivo, recreativo o profesional cuando se incorporaron a proyectos de intervención social.Como expresa Alcántara, A.“El circo se convierte en una herramienta educativa para el empoderamiento de personas y comunidades en situación de desigualdad social”. (2012,pág.74). Según  autores como Cassioli o Da Gallo, los proyectos de circo en asociación con diferentes agentes sociales,a través de experiencias sostenidas en el tiempo  fueron cobrando una impronta propia, un sentido social mayor. Para Da Gallo (2009) el término Circo Social surgió en 1991 en Brasil a través proyectos sociales de la asociación sin fines de lucro Se essa Rua Fosse Minha (SER) que trabajaba con niñes de calle, unificando diversas propuestas, entre ellas  con una  troupe de circo  “…levaram ao surgimento do termo “Circo Social”, utilizado para indicar o fenômeno no qual são utilizadas as disciplinas circenses como instrumento de educação, formação e ação social. (2009, pág.23). A nivel regional y mundial asociaciones civiles tanto en Brasil como en Chile, Argentina, Perú, México, entre otros, unieron elementos del circo a sus programas de intervención social. Ejemplos de ello son El Circo del Mundo en Chile que en 1995 realizó su primer taller de formación de monitores en circo, con el deseo de “…contribuir a una sociedad más justa en plena construcción de la democracia…recogiendo esta tradición histórica, usando el arte circense como una herramienta educativa, de desarrollo humano y social, además de artística, ampliando su práctica y difusión en el país” (2014, pág.3); la Asociación Londrinense de Circo en Brasil[1], que comenzó en 1997, y se fundó como tal en 2001 para legitimar el trabajo político y pedagógico que venía construyendo junto a profesores universitarias, artistas y familiares de jóvenes del municipio.En Argentina una exponente del Circo Social es la organización no gubernamental (ONG) “Circo del Sur”[2] que utiliza las artes circenses como herramientas para tratar de morigerar la vulnerabilidad…(Infantino,2015,pág.3). De acuerdo al Cirque du Monde, programa social del Cirque du Soleil, el Circo Social “es un planteamiento de intervención social innovador basado en las artes circenses. Se orienta a poblaciones cuya situación social y personal está marcada por la vulnerabilidad…” (2014:6) Varies autores concuerdan con que la fortaleza del Circo Social se halla en promover el sentido de ciudadanía y de pertenencia, más aún en comunidades donde los derechos son vulnerados. La motivación, variedad de propuestas, incorporación de técnicas y experiencias corporales desde las prácticas de circo, abordadas de manera interdisciplinar, con actores sociales en interlocución con la comunidad, promueven una reconfiguración de esas  juventudes, empoderando y afianzando la autoestima, sensibilizando y generando posibilidades creativas y estéticas que muchas veces  habilitan posteriores procesos de profesionalización artística, docente u otros beneficios personales y sociales. Según Alcántara

El Circo Social es un proceso de enseñanza y aprendizaje de técnicas circenses que tiene como finalidad la inclusión de personas en situación de riesgo social y el desarrollo de su comunidad. En una propuesta pedagógica de este tipo se consigue estimular la creatividad y promover las aptitudes sociales de los participantes. Estos pueden mejorar y desarrollar sus facultades relativas a la cooperación, la solidaridad, el esfuerzo, la superación, la comunicación, la autoestima y la participación a partir del aprendizaje de técnicas como el trapecio, la acrobacia, los malabares, los equilibrios y su posterior muestra. ( 2012, pág.74)

 

Para el caso uruguayo, el concepto de Circo Social es relativamente nuevo así como la producción de conocimiento acerca del campo del circo es aún incipiente. Si bien hay algunos antecedentes en cuanto a investigación académica, hay aún aspectos inexplorados. Cabe destacar que en palabras de Alonso (2018) el circo viene atravesando un proceso de crecimiento y legitimación en las últimas décadas evidenciando el creciente número de proyectos que han ido surgiendo en distintos espacios en todo el país por fuera del sistema educativo. A fines del S.XX se fueron generando nuevas maneras de hacer circo tanto a nivel profesional, como educativo y recreativo, aunque recién en los años 2017 y 2018 se llevaron a cabo  dos formaciones de Circo Social realizadas en Montevideo, en convenio con la Embajada de Canadá, el colectivo de circo Picadero  y el Cirque du Monde, del Cirque du Soleil, Canadá. La importancia de estas formaciones fue principalmente el dar a  conocer esta dinámica de intervención social,  organizada, fundamentada y sistematizada que trajo nuevas connotaciones en el saber circense, respecto a su significado y a una nueva mirada pedagógica y metodológica, en este caso contextualizadas para incidir en proyectos a través del circo no como un fin en sí mismo, sino como un “trampolín de transformación social” (Cirque du Soleil, 2014, pág.6).  Este proceso fue un punto de inflexión en la forma de comprender y hacer circo que ha nutrido el desarrollo posterior del mismo.A partir de allí y hasta el momento comenzó a tomar forma y replicarse el Circo Social con un impulso que amerita ser problematizado. En línea con lo antedicho, podríamos traer a modo de ejemplo que varias personas de las que participamos de las formaciones en seguida buscamos replicarlas dando talleres abiertos y gratuitos a actores sociales, artistas circenses, educadores, y quien se sintiera afín a la temática en el Espacio de Arte Contemporáneo de la ciudad así como replicamos talleres para artistas, niñes y jóvenes en las siguientes dos convenciones de circo del país. Estos ejemplos no son menores ya que hablan de una solidaridad que se dio entre las personas participantes de esas instancias provenientes de diversos colectivos y formaciones previas, dando cuenta de ese sentido de identidad y pertenencia que rápidamente genera el ser parte de un proyecto de circo Social.[3] De igual manera proliferaron instancias de formación propuestas por colectivos y proyectos con jóvenes que se descentralizaron de la capital. A propósito es importante observar que estas instancias son desde las voluntades e improntas particulares y desde propuestas que postulan a concursos estatales con un tiempo de comienzo y final, afectando la continuidad de su incidencia en territorio, lo cual es una característica y pilar fundamental del Circo Social: la duración en el tiempo para fortalecer comunidades, establecer asociaciones tejiendo redes con otres actores sociales y generar espacios de práctica y pertenencia. A la vez el Circo Social se compone de ciertas especificidades que podrían establecer similitudes y diferencias  respecto a las prácticas en el ámbito educativo y al propio campo de circo profesional. Esto conlleva por demás interés tanto a nivel de la formación docente como de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Es así que la necesidad de políticas públicas y educativas donde el Circo Social sea parte de la agenda, se hace urgente, viabilizando planes de  acreditación de saberes de artistas y arte educadores de larga trayectoria que trabajan en territorio, destinando presupuestos para proyectos de larga duración como derecho ciudadano, amparando y avalando a colectivos y asociaciones civiles dedicadas a esta rama circense y social y ampliando los conocimientos del campo como parte de la cultura y de los derechos patrimoniales de la humanidad.

[1] Para ampliar información se puede consultar https://www.circolondrina.org/

[2] Para ampliar información se puede consultar https://www.circodelsur.org.ar/nosotros

[3] Fuimos veinticinco personas invitadas a tomar los cursos de formación en Circo Social en las ediciones 2017 y 2018, y el sentido de camaradería que surgió nos llevó a auto denominarnos “La Masa”, a colación de un juego donde culminábamos todas unidas. El entusiasmo fue tal que fue pronto el deseo de acercar estos conocimientos a más personas, con esa sensación de que “esto ya lo hacíamos desde hace años, pero no lo nombrábamos así”. Sin duda la riqueza fue mucho mayor con los fundamentos adquiridos.

Por: Serrana Cabrera

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