Editorial Nº8 El cuerpo
Por Carolina Osses
Esta octava edición está dedicada al cuerpo, tenemos contribuciones y entrevistas de varios países. Desde México Valeria Muniz comparte con nosotros un artículo sobre las corporalidades circenses. De Uruguay, Serrana Cabrera reflexiona sobre la inversión del cuerpo y el realismo grotesco. El Cuerpo Nuestro Territorio es la investigación de un grupo de mujeres acerca del circo con contenido latinoamericano En Cirkritica Galia Arriagada realiza un interesante análisis del trabajo de la Cia. Diminuto Circus llamada Dominun. En Itinerantes Álvaro Valdés nos relata acerca de su obra, sentires y de su permanencia en Francia. En Ensayando Galia Arriagada tensiona 3 ámbitos del desarrollo del cuerpo en el circo para dejarnos una profunda reflexión acerca del cuerpo postmoderno y el ejercicio de las sociedades de control, incluso en el arte. En Reportajes Andrés Labarca conversa sobre su visón del cuerpo y del circo. Isadora Arenas en la Bioentrevista conversa con Felipe Ramos sobre su visión del cuerpo en el Circo, donde revela su forma de concebirlo, más allá de un aparato bien calibrado para una técnica de circo.
En este número quisimos poner en tensión el cuerpo y el papel que se le asigna en el circo. La modernidad impuso una separación, una escisión entre la mente y el cuerpo relegando a este último, a un segundo plano o tratarlo, según una concepción cartesiana, como una máquina.
Y es justamente con respecto a esa mirada, la que queremos reflexionar, en esta editorial, porque creemos que aún sobrevive en el circo, en nuestro país, en desmedro de los proceso creativos, filosóficos, éticos, políticos y estéticos que pueden develarse a través del cuerpo.
Le Breton (1990) ya hace una denuncia sobre esto, al decir en su libro Antropología del cuerpo y modernidad, que unos de los lugares comunes, es referirse a este como una máquina maravillosa.
Frente a estas cuestiones antes expuestas nos preguntamos si ¿veremos siempre al circo como un lugar solo para hacer y aprender trucos? o ¿podemos entender al cuerpo como un territorio simbólico que puede aportar en la construcción de sentido en nuestra postmodernidad, que cada día pierde más sentido?.
Ver el cuerpo como un territorio en que el somos, en el que nuestra autobiografía se escribe, y es además, un espacio de aprendizaje no solo en términos corporales, sino en la construcción del sí mismo y de nuestras subjetividades. Por eso apelamos a un circo que a través del cuerpo conmueva, critique, sea portador de la otredad, que permita nutrir a las personas en cuanto a experiencias múltiples y diversas, que les permitan el desarrollo de subjetividades, contribuir con nuestra sociedad; a través de la interpelación, del tensionar del cuestionar. De modo que el cuerpo funcione como un articulador de comunidades y formas de ver el mundo mucho más holísticas.
En tiempos de incertidumbre, nuestra única certidumbre son nuestros cuerpos: plurales, diversos, portadores de sentidos.
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Bibliografía Le Breton, D(1990) Antropología del cuerpo y modernidad. Ediciones Nueva Visión: Buenos Aires.