Payasas Feministas

Una Política de la presencia

Por Galia Arriagada Reyes


Apropiarse de la historia, lucha y desafíos del movimiento feminista es un proceso que creo importante para las mujeres payasas

Melissa Lima Caminha


Frente a la invisibilización de las payasas en el arte circense chileno, es decir, el vacío histórico, la escasa comicidad con perspectiva de género y la inexistencia de una red de payasas, resulta urgente y necesario tomar una responsabilidad feminista. En este contexto, la definición de feminismo más indicada es la descrita por Julieta Krikwood “El feminismo es un conjunto de conocimientos (o intentos) de y desde las mujeres y comprometido con éstas” (2017:128), me parece coherente porque justamente hay una falta de conocimientos respecto a la figura de la payasa, en comparación a otros países vecinos latinoamericanos como Argentina, Brasil y México, donde las cirqueras se han hecho cargo de producir una historiografía del circo para inscribir y mostrar las referentes de sus países respectivos, del mismo modo, generan continuamente encuentros formativos, publicaciones, festivales, obras, redes nacionales e internacionales, ellas de dedican a potenciar el posicionamiento de las payasas y plantear un activismo político desde el humor. No se trata de copiar modelos extranjeros, ya que cada nación tiene una cultura que responde a situaciones económicas, sociales y políticas diferentes, sino de comenzar un proceso de reconocimiento en torno a la payasa, y toda mujer o disidencia sexual que sea parte de la comunidad circense.

 

En base a un Foro de mujeres payasas en Brasilia, Melissa Lima rescata “la valorización de la payasería por parte del feminismo y la valorización del feminismo en la payasería¨” (2015:96), un palíndromo que resume bien la integración del feminismo con la payasería, puesto que se retroalimentan, el movimiento feminista incorpora el lenguaje clown, a su vez, las payasas acogen el feminismo. Antes de la pandemia, estábamos experimentando un proceso social de manifestaciones, entonces era común toparse con intervenciones artísticas en las calles, así también con marchas o concentraciones organizadas por agrupaciones feministas, durante esos meses no vi un bloque de cirqueras accionando, sin embargo, cuando comencé a investigar sobre este tema, encontré dos colectivas que entrelazaban el circo con el feminismo, Las Cirkas y Payasas Revueltas, ambas colectivas son emergentes y pertenecen a generaciones jóvenes, esto demuestra que ya está surgiendo la valorización del feminismo y quizás con el tiempo el feminismo integrará a las cirqueras. Dado que este ensayo está dedicado a la figura de la payasa, es pertinente dar a conocer y profundizar sobre la segunda colectiva.

Las Payasas Revueltas es una colectiva que nace el año pasado, a partir de un llamado a la creación con enfoque de género, convocado por Carla Gajardo (payasa Porota) y Natalia Altamirano (payasa Maleza), resultando un grupo de 18 payasas: Mariel Ávila (payasa Galina), Montserrat Ávila (payasa Hilacha), Valentina Berger Correa (payasa Taimá), Nicole Castillo Labbé (payasa Hortensia), Valeria Fernández (payasa Jengibre), Alejandra Nalda Coulon (payasa Gitana), Vinka Olivares Vilches (payasa Pichintún inmensa), Natalia Rojas (payase Chawanera), Gladys Rojas (payasa Dra. Abrazo), Antonia Ramona (payasa Machucá), Camila Sepúlveda Quintana (payasa Compota), Catalina San Martín (payasa Mapache), Sandra Silva (payasa Chancleta), María Cristina Ruiz Millares (payasa Crisis), Claudia Wenüi (payasa Cuaya) y Alicia Vásquez (payasa Whatchiquetere).

Provienen de diferentes profesiones tales como psicología, pedagogía, actuación y danza, todas tienen alguna formación circense y están experimentando la búsqueda de encontrar la singularidad de sus payasas, según ellas, la payasa no se trata de la construcción de un personaje, más bien, surge a partir de ahondar la propia personalidad en conjunto a la creatividad del juego, por este motivo, la metodología de trabajo ha sido trabajar el cuerpo desde la improvisación, el movimiento, entrenamiento vocal, ejercicios psicoemocionales, entre otros. Valentina tiene el rol de dirigir el trabajo gestual, siendo quien guía a sus compañeras para potenciar sus interpretaciones, ella comenta: “cada payasa brilla a su manera”.

Respecto al discurso de la colectiva, se declaran abiertamente feministas, generando un espacio separatista, de sororidad y confianza. Están en contra de las etiquetas infantiles o hipersexuadas de la payasa, es decir, de la visión androcentrista, frente a esto, tienen la intención de “sacar el machismo de la escena misma”. Coinciden que el feminismo recién está naciendo en el circo chileno, un proceso que se está articulando de a poco; este año participaron del Segundo Encuentro Plurinacional de Las que Luchan en la USACH, el Festival de Clown del Bolsón donde se hizo un círculo de mujeres, luego, para el 8M compartieron junto a Las Cirkas. La postura antipatriarcal se revela en sus creaciones, como por ejemplo la versión payasa de la reconocida performance Un violador en tu camino, la primera parte de la adaptación es:



El patriarcado está en el arte

En el circo

En el teatro

En todas partes 


El patriarcado está en la escena 

Que nos juzga al ser mujer 

Y nuestra condena

Es la exigencia que no ves


El patriarcado está en el circo 

Que nos juzga al ser mujer

Y nuestra condena

Es la payasa que no ves


Es femicidio 

Impunidad para mi asesino

Es la desaparición

Es acoso, abuso y violación 


Y la culpa no era mía 

Ni cómo elongaba, ni cómo vestía

Y la culpa no era mía 

Ni dónde entrenaba, ni cómo vestía 


La performance creada por Las Tesis recorrió el mundo entero, sin duda, se transformó en un lema feminista. Esta adaptación circense en particular, abre la discusión por aquellas denuncias en contra de profesores que acosaban, abusaban y violaban a sus alumnas, hombres que se aprovecharon de la docencia y su reputación en el ambiente circense para violentar, asimismo directores de compañías o compañeros de elenco. En mi opinión, la colectiva fue asertiva en mostrar el machismo predominante en el circo a través de esta canción, porque expone una molestia generalizada, una molestia que antes se silenciaba, en cambio ahora hay una seguidilla de voces que se atreven a hablar y confrontar a los agresores. No es menor, coincide también con el efecto de la cuarta ola feminista que detonó el año 2018, el famoso mayo feminista, cuando la educación se paralizó debido a las tomas universitarias sumada a los colegios por motivo de las masivas acusaciones sobre abusos sexuales al interior de recintos educacionales, y que continúan apareciendo hasta hoy.

Además, ver que las payasas están alzando la voz con un mensaje tan directo, conlleva a una tensión acerca de la comicidad, la expectativa del clown es hacerte reír, mostrar un show divertido, en contraste, la performance te lleva a un lugar de seriedad, de conciencia colectiva en clave feminista, es interesante ese gesto de descontextualización porque la gente está acostumbrada a ver a la payasa como un personaje de entretenimiento para eventos infantiles u hospitales, en vez de comprender que se trata de una profesión artística, es obvio que ese prejuicio  deriva del dominio patriarcal del payaso en el circo, y de la nula presencia de la payasa porque el mismo circo la invisibiliza. Se convierte en un desafío posicionar a la payasa como artista integral capaz de emitir un discurso, ya sea desde el humor o la protesta, la meta de quebrar los estereotipos inculcados por una cultura machista arraigada a la sociedad, por ende, al circo.

Entre las referentes que inspira a la colectiva, se encuentra Pepa Plana, connotada payasa y actriz catalana, elegí mencionarla porque fue la precursora de los festivales de payasas, justamente con la intención feminista de legitimar a las payasas en el circo español. En nuestro país todavía no se ha dado la iniciativa de organizar un festival o encuentro exclusivamente para payasas, sí se han hecho varietés que congregan mujeres circenses de distintas disciplinas a mostrar sus obras. Sería óptimo mapear cuántas payasas existen aproximadamente a lo largo de Chile, ¿cómo trabajan la comicidad?, ¿se identifican con el feminismo?, ¿podría existir una comunidad de payasas?… diversas interrogantes que podrían surgir si se concretara una red de payasas nacional que tuviese delegadas en cada región, algo similar a la Coordinadora 8M, que se sostiene de muchas mesas de trabajo, realizan reuniones, generan contenido en redes, intervenciones en el espacio público, conversatorios, etc.

El nombre Payasas Revueltas deriva de la palabra Revolución, que contiene dos significados. En primer lugar, se refiere al cambio cultural, social y político. Segundo, del verbo revolver, “porque siempre estamos revolviéndolo todo, porque a donde vamos, revolvemos el gallinero”. Desde mi perspectiva, también calza con “la revuelta feminista”, cuando se ejercen actos de desacato en el espacio público o privado, cuando se realizan manifestaciones desde las mujeres y disidencias, cuando las mujeres enfrentan sucesos complejos y son apoyadas por todas, esta colectiva de payasas enfrenta la visión androcentrista, se muestra insubordinada al rol pasivo de la payasa en el circo, y gestan espacios de seguridad, contención y apañe entre mujeres. A pesar de tener poco tiempo de existencia, se han manifestado unidas con proyectos en mente, siendo metódicas en la autoformación. En marzo, estaba agendada una presentación en la Carpa Inquieta de Barrio Yungay, pero el advenimiento del Covid-19 suspendió las actividades, por lo que ahora están enfocadas en seguir entrenando, improvisando y creando material.

 

Aparte de la pista del escenario, las payasas también habitan otros lugares, es el caso de Claudia Bau Ortega, conocida como Klau Bau o Payasa Peregil, ella es la directora de la Asociación Gremial del Nuevo Circo y decidí aproximarme a su faceta de liderazgo, puesto que la política es un terreno discutido y polémico en cuanto a la equidad de género. En el último informe Nuevo Mapa del Poder y Género en Chile (1995-2018) publicado el 10 de marzo del 2020 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, muestra que el ítem de Organizaciones de Trabajadores (sindicatos, federaciones y/o gremios) tiene un 20% de participación femenina hasta el 2018, o sea, solo ha aumentado solo un 12% desde 1995. A nivel país, las mujeres lideran una quinta parte en jefaturas o cargos directivos en gremios, reafirmando la poca presencia de ellas en ámbitos de poder social, por lo tanto, que la Asociación Gremial de Nuevo Circo tenga una presidenta al mando, manifiesta una presencia notable y un avance en contra de esta hegemonía patriarcal en el circo.

La A.G. Nuevo Circo se unificó el año 2015 y luego sufrió una crisis interna que desintegró la directiva inicial, entonces ahora se encuentra en una etapa restaurativa que está siendo dirigida por Claudia, de hecho, se está procesando la legalización para un reconocimiento oficial de la asociación, tiene una participación activa en la Mesa de Artes Escénicas y hay un trabajo de territorialización que pretende actualizar que está sucediendo en el Nuevo Circo, identificar a los trabajadores del circo del país, con el propósito de crear una red interconectada, ponerse en contacto entre regiones y asumir las problemáticas de manera descentralizada, estudiar la realidad del sector que se complicó producto de la pandemia, “es necesario trabajar en bloque y visibilizar nuestro trabajo, tenemos una tremenda labor, reconocernos en la misma línea de otras artes escénicas”, dice Claudia, comentando esta obligación o autoexigencia en busca de una representatividad sólida frente al gobierno.

Una de las grandes luchas feministas, ha sido alcanzar una mayor participación de mujeres en el poder, correspondiente a la esfera política, económica, social y cultural. Desde el sufragismo en adelante, ha sido un tema permanente en la agenda feminista, el hito más simbólico fue la llegada de la mujer al cargo presidencial en Chile, aun así, la brecha de género continúa siendo un obstáculo contingente, lo corrobora el informe mencionado del PNUD. Cabe señalar, que el feminismo al ser un proyecto democrático plurinacional, incluye disidencias étnicas, sexuales, de capacidades diferentes, en efecto, es esencial la multiplicidad o diversidad, y opino que esa percepción también la integra Claudia Bau, porque está intentando ampliar el espectro del gremio hacia el país entero, además de activar el rol sociopolítico en representación del Nuevo Circo. Ella tiene una vasta trayectoria circense, alrededor de 20 años haciendo y enseñando circo, especialmente la técnica clown, y creo que aquella maestría le otorga la entereza para cumplir un papel de liderazgo, esto refleja que hay mujeres circenses que pueden establecer un compromiso político, además de ser artistas.

El vínculo de Claudia Bau con el circo contemporáneo es evidente, por otra parte, también tiene una conexión con el circo tradicional que permanece un poco oculta, me refiero a su herencia familiar. Ana Bau Díaz, su tía abuela, salió de Chile y se enamoró de un circense argentino perteneciente al clan Eguino, ellos eran conocidos por formar parte de los circos Ringling, Eguino Bros y Bauken, Claudia recuerda que se ubicaban en la esquina de General Velásquez con Alameda en la década de los ochenta, sus anécdotas revelan lo maravilloso del circo tradicional, al mismo tiempo, lo significativo de tener un lazo sanguíneo al circo, actualmente, ella está recopilando la historia de su árbol genealógico con la ayuda de su tío El Pibe. A mi juicio, la tarea personal de revisar las raíces circenses, podría considerarse un ejercicio feminista de rescate histórico, si se aplicara a visibilizar la descendencia circense en detalle, recopilando el archivo y descubriendo los nexos de familias circenses, asimismo, de profesionales que sin tener un linaje pertenecen a la historia, podríamos saber con claridad quiénes son las mujeres que se dedicaron al circo en un pasado, al igual que el presente, determinar si hay algún patrón artístico, cómo ha ido evolucionando los distintos roles de las cirqueras, entre otras posibilidades de cuestionamientos. Un primer logro es el sitio web “Mujeres en el Circo”, un proyecto que recupera la historia de la mujer en el circo tradicional, y cuenta con la ventaja de ser virtual, de libre acceso, consiste en vídeos con testimonios de diversas mujeres circenses y también contenido textual complementario, por ejemplo el ítem llamado Ancestras, donde se exhiben reseñas biográficas de cirqueras, se encuentran contorsionistas, trapecistas, malabaristas, maestra de pista y asistente de mago, al no verse ninguna payasa en esta recopilación, deduzco que no existía la payasa en el circo chileno, ya que “la aparición reciente en la historia del circo, del teatro y las artes en general.” (Lima, 2015:65).

Según la tesis doctoral de Melissa Lima, las primeras payasas que trabajan como clown, sin personificar payasos masculinos por reemplazo, sino por decisión vocacional, fue alrededor de los años ochenta, por esta razón, se dice que es reciente. Claudia estudió dos años de improvisación en Rinclowncito (2011), la primera escuela de Clown en Barcelona fundada por Merche Ochoa; payasa, pedagoga y ganadora del Premio Nacional de Circo España, Merche se definió profesional de la risa en la década de los noventa, y hace nueve años logró crear su escuela, los últimos datos nos da un indicio sobre el panorama en España y entender por qué hoy están tan movilizadas y unidas, la razón es simple, se ha fortalecido desde los años 90, por lo que una posible proyección sería que en 15 o 20 años más ya debiese existir una valorización de la payasa en Chile. Claudia estuvo alrededor de diez años en tierras catalanas y una de sus observaciones al retornar a Chile fue: “hace tres años la cosa ha cambiado, cada vez hay más payasas y buenas payasas”. Para ella el humor es cultural y advierte que acá el humor es bastante machista, por lo mismo ser payasa es un reto, ya que implica crear una comicidad antipatriarcal, recurrir a nuevos códigos para trabajar la risa.

A modo de cierre, la acción o las acciones para posicionar a la payasa en el arte circense chileno dependen de una política de la presencia, es decir, de “la transformación de un orden político y social injusto” (Castillo, 2018:105), el orden sociopolítico injusto es el circuito circense que se inscribe en un dominio patriarcal y frente a ello, la visibilización de la payasa es un objetivo feminista que está surgiendo recientemente en Chile gracias a la colectiva Payasas Revueltas, quiénes están creando desde la perspectiva de género. Por otro lado, Claudia Bau Ortega o Payasa Peregil, nos muestra que las payasas también pueden cumplir otros roles dentro del circo, ser presidenta de la A.G. Nuevo Circo es asumir la responsabilidad de mejorar la estructura del gremio, a su vez, situar a la mujer de circo en el liderazgo social. Sin embargo, se trata de un proceso inicial, puesto que hay un vacío sobre la figura de la payasa en la historia del circo chileno, falta teorizar sobre la relevancia de una comicidad realizada por mujeres y disidencias, del mismo modo, sería fundamental configurar una red de payasas chilenas que permita una alianza organizada. Las payasas feministas serán las que abrirán el camino a la presencia de la payasa en el arte, la historia y la política.

 


Bibliografía

  • Bau, Claudia. Entrevista vía correo electrónico, incluye registro fotográfico de su portafolio, 2 de junio 2020.
  • Castillo, Alejandra. Nudos feministas, Santiago: Palinodia, 2018.
  • Espinoza, Andrea. Registro Foto Durga, de la colectiva Payasas Revueltas, 2019.
  • Kirkwood, Julieta. Feminarios, Viña del Mar: Asociación communes, 2017.
  • Lima Caminha, Melissa. Payasas. Historias, Cuerpos y Formas de Representar la Comicidad desde una perspectiva de género, Barcelona: 2015. Formato PDF, Disponible en: https://www.tdx.cat/handle/10803/400011
  • Payasas Revueltas. Entrevista vía videollamada, incluye material sobre creaciones artísticas, 5 de junio 2020.
  • Programa de las Naciones Unidas del Desarrollo (PUND). Nuevo Mapa del Poder y Género en Chile (1995-2018), 2020. Formato PDF, Disponible en: 

https://www.cl.undp.org/content/chile/es/home/library/crisis_prevention_and_recovery/nuevo-mapa-del-poder-y-genero-en-chile–1995-2018-.html

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