Alexis Ayala: Hacer circo afuera de Chile tiene que ver con el confiar en mis propias capacidades

 

Artista circense y agrónomo, itinerante desde finales del 2018, el artista Chileno de 33 años Alexis Ayala actualmente residente en Salvador de Bahía Brasil, nos comenta de su relación con el circo, la danza, el cuerpo y la itinerancia, además de cómo traspasar los límites con el circo desde una búsqueda constante nos lleva a desafiar nuestros propios imposibles.

¿Alexis cómo son tus primeras experiencias en el circo?

Yo siempre fui un apasionado de la danza y el teatro desde muy chico, siempre en los talleres de danza del colegio bailaba en todas las actividades. Cuando salí del colegio quería estudiar danza y teatro pero no me atreví por muchos prejuicios de parte de mi familia, fui muy influenciado por esa parte. Después de eso entre a estudiar agronomía, esa es otra de mis pasiones estar en contacto con la naturaleza, las plantas, ya en mi tesis de agronomía conocí a un chico que practicaba circo el Maury, el practicaba lira y me invitó a sus talleres, yo accedí y fui a una clase, cuando llegué fue hermoso, en ese momento fue reencontrarse con el cuerpo, con lo escénico, conocer el aéreo que es el área que me dedico ahora, en esos talleres seguí en el transcurso de un año y medio complementando el circo y con mis estudios de agronomía. Luego de ese proceso más complementario se abrieron las audiciones de El Circo Del Mundo, yo hasta entonces no lo conocía, en ese entonces yo entrenaba en Puente Alto y frecuentaba mayormente ese sector. Paralelamente a las audiciones de El Circo Del Mundo había entrado a trabajar en esas semanas como agrónomo, las personas cercanas a mí en ese momento me aconsejaron y apoyaron a optar por el circo, ahí renuncié al trabajo que tenía y fui a la audición, me dije si quedo muy bien y si no pues me busco otro trabajo y no pasa nada, ya en la audición lo primero fue preparación física, lo que resultó durísimo, recuerdo que para cerrar las audiciones teníamos que presentar un número y después de la preparación física quede muy agotado, pero pasaron los días y pude preparar bien mi número de aéreo, terminadas las audiciones me llamaron un día a mi casa para decirme que estaba seleccionado ¡fue hermoso! estaba súper feliz, luego de ser seleccionado vinieron los dos primeros años en El Circo del Mundo donde complemente estudiar y trabajar.

 

 

Alexis, en estos primeros años de formación tú ya habías decidido en qué elemento o disciplina querías especializarte. 

Si, nosotros en nuestro primer año de circo debemos escoger nuestra especialización y yo quería elegir  Rueda Cyr, lamentablemente en ese momento no existía profesor para esa especialidad y la opción era rueda alemana que es muy gigante y me daba miedo, ya que conocía algo de Tela Aérea por haberla practicado antes la elegí como mi especialidad.

¿Cuál fue tu primer encuentro con el circuito circense de Brasil?

Cuando salí de la escuela me fui a vivir con una amiga a un espacio cultural, ahí por casualidad conocí a dos chicas una de argentina la Charo y a la Solange Aguilera, que es bailarina, y como yo siempre fui un apasionado de la danza fue precioso llegar y conocer a la Sol, en ese espacio cultural hablábamos de la vida y creamos, la sala era muy buena, tenía unos espacio para realizar aéreos, recuerdo que nos quedamos largos ratos en la casa porque teníamos todo lo que necesitábamos allí. Un día con mi amiga Solange realizamos un encuentro que se llamó Encuentro Danza Circo en un centro cultural que se llamaba la pirueta, de un mes para otro comenzamos a trabajar un montón en ella y la obra resultó muy bien, se llenaba en todas sus presentaciones y llegaba mucha gente, nosotras quedamos muy felices porque era un proyecto auto gestionado por dos personas desconocidas. Luego de esa experiencia realizamos una segunda versión de la obra en Valparaíso con las personas de la Carpa Azul, a ese entonces mi amiga Sol ya estaba viviendo en Salvador de Bahía y viajo a Chile para desarrollar este segundo encuentro de la obra, luego decidimos realizar una tercera versión, esta vez en Brasil, ella comenzó a gestionar algunos espacios mientras yo en paralelo trabajaba en la compañía del Circo Del Mundo con la obra La Sangre De La Tierra. Cuando viaje para realizar este tercer encuentro a Brasil me enamore de Salvador de Bahía, el clima el calor todo, Salvador es una localidad de mucha danza y música, por aquí llegó la colonización a Brasil y la tradición afrodescendiente es fuerte, acá la danza y la música se vive en todas partes y eso causo que me maravillara con la ciudad y la energía que esta proyectaba.

¿Cuándo tomas la decisión de irte a hacer circo fuera de Chile?

Acá existe una escuela que pertenece a la FUNCEB (fundación cultural del estado de Bahía) ellos impartían un curso técnico de danza con una duración de dos años y medio, la verdad por ese entonces yo quería seguir estudiando danza y profundizar desde ese espacio, en esos días tenía que volver a las funciones del Circo Del Mundo en la obra La Sangre De La Tierra. En mi regreso a Chile seguía con muchas ganas de volver a Brasil, hable con el director de la obra Alain Veilleux, le comenté mi inquietud por volver, él me apoyó y me dijo que aprovechara la posibilidad, me dijo; “ándate fuera vas a ser seco en cualquier parte” esas palabras fueron muy lindas e importante para mí, me ayudaron en mi decisión de partir,  poco después de eso le avise a mis padres, mis amigos y me fui.

De vuelta en Brasil realice la audición en la FUNCEB, mi fuerte era la danza contemporánea y acá en Salvador son todos secos con el ballet y las danzas afro, yo me diferenciaba un poco en ese sentido por mi trabajo del cuerpo que había desarrollado en el circo, afortunadamente quedé en la escuela y aunque las cosas no han sido fácil se fue dando todo paulatinamente.

 

¿Cómo repercutió la pandemia en tu desarrollo artístico?

Fue un periodo muy desde el autodescubrimiento, también frustrante como trabajadores del cuerpo, nos vimos enfrentados a un contexto histórico en donde no nos podíamos tocar, donde teníamos que estar aislados, al principio no entendía muy bien que estaba pasando, como todos, el primer mes se suspendió la escuela de danza así que comencé a entrenar y bailar bastante en casa aproveche de leer arto también, a medida que pasaba el tiempo comencé a ver que esto se extendía, el segundo mes ya me di cuenta que había que pagar el arriendo, las cuentas y no me podía desarrollar normalmente en mis actividades, en ese momento comencé a descubrir el mundo online, al principio negué mucho, yo nunca he sido muy cercano de las redes sociales, siempre ha sido una lucha para mi estar subiendo cosas a la red, pero me vi desde un lugar donde la única opción era dedicarme a hacer mis clases de esa forma. Por ese entonces tenía un grupo de tela, les ofrecí en un principio una actividad de preparación física, aceptaron y fue genial porque gracias a eso pude sustentarme económicamente, paralelamente comencé a desarrollar un taller para personas de Chile que no tenían mucha experiencia en el desarrollo del cuerpo. Siempre antes de comenzar las clases conversábamos, muchos de mis alumnos me manifestaban que mis clases eran el momento que les alegraba el día, eso era muy gratificante y bello, era lindo también ver como personas de sesenta años descubren poder hacer cosas que ni ellos mismos sabían que podían lograr. El taller que realizaba en Brasil fue transformándose con el tiempo, recuerdo que una alumna me envió un video de una chica que colocaba una tela en su puerta, comenzamos a desarrollar esa idea poco a poco, yo les explicaba a las chicas que estábamos experimentando y afortunadamente confiaban en mí y en mis propuestas. Poco después se abrieron unos cupos para postular cursos online, subí un video de lo que estábamos realizando en los espacios cotidianos y fue seleccionado, eso fue una experiencia muy linda porque fue llevar el circo a otros territorios, así estuve todo el año 2019 realizando y desarrollando estos proyectos.

 

¿Después de tu primera estadía en Brasil has vuelto a realizar circo en Chile?

A principios del 2020 un chico que había conocido me invitó a participar de una residencia en chile, el proyecto era sobre los pueblos indígenas de Brasil, Chile y Argentina, a ellos se le había bajado una persona de Chile y me invitaron a reemplazarlo, el proceso fue muy intenso, terminamos haciendo algunas cosas en el cajón del Maipo que radicó en un proyecto audiovisual llamado la relación entre el circo y los pueblos indígenas. En nuestras investigaciones para la obra comenzamos a encontrar muchas similitudes entre el circo y las tradiciones ancestrales, entendimos que la acrobacia siempre había existido en nuestras culturas, quizás no realizando mortales, pero sí en el trabajo de un cuerpo ágil que era capaz de subir un árbol muy rápido o de pasar desapercibido en los matorrales, ese cuerpo tratamos de asimilarlo a lo circense. Después de esto me invitaron a dar unas clases de danzas para niños en agosto de ese mismo año lo que fue muy lindo, también aproveche de entrenar un montón con unos amigos, los Chilenos tenemos un nivel técnico de circo que es súper potente, súper poderoso, y como yo en Salvador no practico mucho circo es más lo que bailo me dije es mi momento para practicarlo.

¿Cómo describirías tu rol pedagógico en el circo?

Yo siento que cuando uno comienza a dictar clases a enseñar comienza a profundizar también personalmente en la técnica del elemento que se está impartiendo, es tanto el nivel de observación que uno desarrolla para tratar de traspasar el conocimiento que uno acaba perfeccionándose, es casi inherente en el sentido de “yo enseño pero a la vez también aprendo”. En mi caso soy súper mateo, me gusta estudiar y profundizar en los temas que estoy desarrollando y para complementar mi preparación tomaba clases de danza y yoga lo que me permitía desarrollar un lenguaje más orgánico.

 

 

¿Qué significa en tu vida el circo?

Para mí el circo tiene que ver con el extremo, es algo que supera los límites establecidos, de cierta ese extremo es lo que lo diferencia de la danza, ya que aunque los dos trabajan con el movimiento el circo está más cercano a romper con los límites, ya sea a través del dominio y manipulación de elementos, sea desde la acrobacia que trabaja con el cuerpo o desde el trabajo del payaso que te sensibiliza desde otros lugares aún más extremos, que te hace reír a carcajadas y que trabaja mucho con la repetición. Si tuviera que definir el circo sería desde traspasar los límites, desde una búsqueda constante hasta llegar a tu propio imposible. En lo personal yo con el circo me he descubierto, he identificado muchas trabas pero también he aprendido a quererme y amarme un montón.

¿Qué es lo que más destacarías de tu carrera circense fuera de Chile?

Yo creo que mostrarme en otros espacios desde una forma sensible, inherente a ese virtuosismo que tiene el circo que en ocasiones te lleva a estar con los pies para arriba y el cuerpo para abajo, el reconocerme ha sido muy muy importante, porque a diferencia Chile acá en Brasil estoy más solitario, en ese sentido me he podido descubrir, saber quién soy, amarme y dejar de mirar tanto para afuera para mirar más para adentro. Hacer circo afuera de Chile tiene que ver con el confiar en mis propias capacidades, acá en Brasil me di cuenta que puedo hacer circo en otros espacios conociendo personas maravillosas en el proceso, ellos han valorado mucho mi trabajo, estoy súper agradecido de lo acá.

 

 

¿Cuál es tu presente circense en Brasil?

En septiembre del 2020 me dije Alexis qué onda porque ya llevaba casi un año en Chile, así que decidí volver a Salvador de Bahía en noviembre de ese mismo año. Cuando llegue a Brasil comencé dos proyectos, uno llamado Compañía Circonstance  en el que realizamos un espectáculo relacionado con los círculos llamado Por Acaso,  con él presentamos en otras ciudades de Brasil además de Salvador, el segundo es uno que estamos prontos a presentar con La Compañía Encuentro Danza y Circo, se llama A Risca (seguir al pie de la letra en portugués) es un espectáculo de danza contemporánea que habla de las identidades, en el trabajamos con materialidades como plásticos y huevos crudos, nuestra idea con este espectáculo es presentar el circo desde lugares más poéticos, para ello pensamos en que era el circo para nosotros y la pregunta nos llevó a la palabra riesgo, de ahí la idea de trabajar con huevos donde hay que ser muy cuidadosos y minuciosos. Los dos espectáculos de los que estoy participando son de mucha reflexión, sin duda eso es parte de mi presente artístico y me deja muy conforme en lo personal. Este año también se han abierto otras oportunidades, hago clases en un espacio de formación teatral, pero que también imparte otras disciplinas, allí yo soy el profesor de circo, además continuo haciendo clases de tela y de circo para niños.

 

 

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