Social – Formación continua, el truco que siempre se debe entrenar

Por: Marcelo Pérez

Una de los desafíos importantes en nuestro que hacer como artistas, técnicos, profesores, instructores, investigadores y todos los demás roles que como circenses podemos realizar, es el deber ético y profesional de la formación continua.

Ante la ausencia de espacios formales que puedan generar carrera de circo, si bien existen varios espacios que lo realizan, aún no existe una escuela nacional de circo y/o alguna carrera universitaria de artes circenses, como si la hay en Argentina. Hace urgente la necesidad de generar una autoformación continua para mejorar nuestra praxis (unión de la teoría y la práctica)

Hacer Circo es un arte que demanda no solo horas de ensayo y entrenamiento, sino más bien una forma de vida, que nos lleva a comportarnos de cierta forma, siendo una cultura que siempre está en constante movimiento, desde el lenguaje escénico, las formas de mejorar la técnica, la autodisciplina, necesidad de compartir con otros y otras, buscar referentes o maestros, etc. Pero como todo arte requiere de ir evolucionando, y no me refiero a la técnica que es un constante proceso individual y colectivo, sino a ir mejorando nuestro trabajo.

¿Cómo es nuestro trabajo? Me es imposible resumir en un artículo las distintas formas de trabajo circense, desde comenzar a reflexionar que nos da el título de “Circense” hasta la práctica diaria, es un desafío personal esta reflexión, de que nos define o autodefine como “Circense”. Sin embargo, propongo que más que una definición, planteo la reflexión, que cuando alguien se titula de una profesión, ya sea universitaria y/o técnica, debe pasar un proceso de estudios divididos en años, para lograr el título de profesional, porque no pasa lo mismo con él o la “Circense”. –

No vengo a proponer una formación de contenidos mínimos para denominarse como tal, sino a intentar mover el pensamiento hacia la inquietud de la formación continua, que no tiene relación solamente con sentarse en una sala, sino con la necesidad personal y ojalá colectiva de promover la formación como parte de nuestro quehacer y profesionalización del circo.

La formación nos ayuda a mejorar nuestros procesos y abre oportunidades para seguir creciendo como circense, en cualquiera de las áreas del circo que me quiero desarrollar, hay un frase propuesta por Albert Einstein que refiere que un genio  necesita un 1% de talento por 99% de trabajo, y si es así, somos genios, somos distintos, creamos desde el malabar, desde el payaso, desde la acrobacia, desde los espectáculos, transformamos el mundo con el circo como herramienta pedagógica y social, somos genios, único e irrepetibles como todos los seres que viven en este plantea, con la diferencia que lo que hacemos nos genera una identidad distinta que se basa en el juego, la disciplina, la risa y la creatividad.

Pero si el genio se crea o se fortalece con un 99% de dónde sale este porcentaje, donde lo estudiamos, dónde lo aprendemos, donde asimilamos este aprendizaje. Cuando el arte del circo sale de las carpas de tradición familiar, hacia la calle, en Chile se genera un espacio de intercambio y tradición domingo a domingo en el parque forestal, época donde internet era limitado, por lo tanto, si querías aprender debías ir y conversar con cada uno de esos artistas para intercambiar trucos que pudieran mejorar tu técnica, un aprendizaje experiencial con muchos maestros que llenaban este lugar de clavas, pelotas, diábolos y tarde de fuego.

Al ir avanzando el circo en nuestro país, se fue terminando esta bella tradición dominguera, por nuevos espacios, tradiciones y por supuesto internet que hoy puedes ver en 1 minuto, antes lo veías en una tarde, tratando de aprender lo que te iban enseñando o mejor dicho intercambiando, porque así fue como se aprendía, intercambiando trucos e ideas.

En mi experiencia personal, donde el interés y motivación está en el Circo Social, fue aún más complejo, cuando decido realizar la tesis de grado de psicólogo, sobre el circo social, y al buscar bibliografía, que sustentaran la intervención psicosocial a través del circo, me di cuenta que había escasa información sistematizada, pese a los años que el nuevo circo se había tomado los espacios comunitarios con el circo social, habían experiencias positivas, pero nada más crítico y/o analítico sobre porque y como el circo podía ayudar a las habilidades para la vida, debiendo buscar y cruzar la teoría de los libros con la experiencia construyendo así el desafío primero de escribir la tesis y segundo de generarme la necesidad y responsabilidad de que debía tener formación continua para mejorar mi propia práctica.

Con esa idea es que me atrevo a invitar a quienes lean este artículo, a que la única forma de mejorar nuestro trabajo, es la autoformación, y no escribo de una autoformación egoísta, sino de aprender y compartir ese aprendizaje para que otros, otras y otres puedan mejorar también, desde la premisa que todos/as/es podemos beneficiarnos de esta formación continua, hacia un círculo virtuoso de intercambio de saberes, conocimientos desde la experiencia.

Es así que hoy hay libros y pedagogías que merecen ser parte fundamental de nuestra formación continua, cursos, tesis, documentos, videos, manuales, documentales, que pueden enriquecer nuestra praxis, didáctica y que hacer como circenses, Talleres, espacios escuelas, maestros, diplomados que nacen desde esta misma inquietud. Creo que una de las fortalezas que esta formación continua tiene, es la disposición a enseñar y compartir, si bien hay experiencias más cerradas, siempre habrá lugares, personas y colectivos, dispuestos a compartir saberes, un gran ejemplo de esto es que esté artículo está planteado en una revista llamada “Saberes de Circo” que en sí misma es una forma de formación continua.

Me gustaría profundizar en el rol del formador de circo social, que a mi juicio se puede extrapolar a los diversos espacios de formación, ya sea pedagógica, artística o como técnico, ya que propongo algunas bases que pueden ser de interés. Estas propuestas reflexivas surgen de los varios años dedicados al circo social, que se encuentra plasmados en el trabajo de tesis “El circo social; como herramienta de intervención comunitaria para la prevención de conductas de riesgo psicosocial: un estudio cualitativo a partir de las vivencias de adolescentes y jóvenes del programa Previene-Conoce de circo social de la comuna de Maipú.” (2008) y de los libros “Detrás del coreto; desarrollo del circo social en Chile” (2019) y “Didáctica del circo social. Propuestas para la transformación comunitaria a través de las técnicas circenses” (2020), en los cuales se puede visualizar esta evolución en la visión crítica y reflexiva de nuestra praxis.

  • Conocimientos de planificación, para la propuesta de objetivos artísticos, psicosociales, pedagógicos, técnicos, etc.
  • Reconocer cómo las disciplinas de circo pueden ayudar al desarrollo personal, grupal y comunitario de los, las y les participantes
  • Capacidad de realizar actividades y planificaciones desde la visión de proceso.
  • Generar y promover espacios agradables y seguro de trabajo, evitando gritos, situaciones de maltrato, apodos hacia y entre los participantes
  • Desarrollar capacidades para enfrentar situaciones conflictivas o de alto riesgo, manejo de situación de conflictos, respuesta apropiada ante accidentes, protocolos de trabajo, etc.
  • Capacidad de trabajar en equipo, respetando las visiones de cada persona, que ayude a promover el diálogo y la reflexión crítica
  • Contar con la motivación, inquietud e interés de la capacitación continua
  • Desarrollar herramientas lúdicas para la enseñanza del circo, dirigido a formadores, instructores y monitores, utilizando la creatividad, sentido del humor,
  • Ser capaz que todas las personas son distintas en intereses y capacidades, tomando en cuenta los tiempos y procesos, para la enseñanza- aprendizaje del circo, desde la visión que cada persona es activa, creativa y capaz de transformar su realidad
  • Tener reuniones de planificación y reflexión a nivel de equipo, para mejorar nuestra praxis
  • Contar con normas de convivencia, como respeto por los horarios, protocolos, respeto.

Este texto es un proceso, que sigue siendo dinámico y un desafío constante el seguir aprendiendo, investigando, reflexionando y siendo crítico para poder mejorar y poner una estaca más en el crecimiento y profesionalización del Circo, no como algo externo sino como una responsabilidad de nosotros mismos.

Para seguir conversando, pensando o recogiendo ideas, marcelo.perezdaza@gmail.com o @mpdpsicocirco

 

 

 

 

 

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