Amanda Wilson: «En Barcelona me siento más libre como mujer y más independiente”
Ha vivido en Canadá, París y ahora en Barcelona y en unos días se traslada por 6 meses a Ibiza, es una itinerante que le acomoda la mentalidad, la calle y el medio artístico en el que se desenvuelve, el cuidado de su cuerpo, la posibilidad de entrenar y crear con libertad. En la trayectoria de Amanda Wilson está haber sido una de las protagonistas del Circo del Mundo en la obertura del Festival de Viña del Mar en el 2013, pero lo recuerda como “una experiencia desagradable” porque la producción no respetó a los artistas y la pusieron en riesgo.
Po Rodrigo Chacón T.
Fotos gentileza de Amanda Wilson
Amanda Wilson vive lejos de Chile hace 8 años, hoy nos habla desde Barcelona, pero en pocos días se mudará a Ibiza por seis meses para trabajar, junto a una amiga, en un espectáculo que presentará en el exclusivo centro de eventos “Heart Ibiza”. Se trata de un conocido lugar ubicado en el corazón la ciudad y que fusiona arte, gastronomía y música. Un espacio creado por el fundador del Cirque du Soleil, Guy Laliberté y los hermanos Albert y Ferrán Adria.
El viejo continente es sin duda el hábitat natural que esta santiaguina egresada del Circo del Mundo ha elegido para su vida. Atrás han ido quedando algunos hitos inolvidables y otros que sencillamente no le han aportado mucho, como lo que vivió el año 2013 cuando fue convocada por El Circo del Mundo para ser parte del equipo de artistas que realizaron la obertura del Festival de Viña del Mar. Lo que para muchos podría ser momento increíble, para Amanda fue una de las peores experiencias que recuerda, con una alta exigencia, un riesgo físico latente y una remuneración que dejaba bastante qué desear, según nos comenta.
La chilena oriunda de la ciudad de Santiago, viene permanentemente al país, pero sólo de visita porque no tiene deseos de regresar, ha logrado congregar una buena tribu de gente, entre amigos y un medio artístico que le acomoda y la hace sentir en casa. Sólo espera que su madre se traslade a vivir con ella, es lo único que le falta.
Inició su formación estudiando canto en la SCD y Danza Contemporánea a muy temprana edad. Con posterioridad ingresa al Circo del Mundo y completa su formación profesional en la Escuela nacional de Circo de Canadá y Francia. Es especialista en técnicas aéreas como cuerda y tela y rueda cyr. Además se ha desarrollado ampliamente en producciones de circo, teatro y festivales culturales en Chile, Ecuador, México, España, Palestina y Sudáfrica.
¿Eres la única de tu familia que se dedicó a hacer circo?
-Sí, la única de mi familia. Mi padre y mi madre estudiaron teatro. Mi papá sigue actuando y dedicado al teatro y mi mamá es gestora cultural.
¿En qué momento te das cuenta que son las artes circenses a lo que te querías dedicar?
-Me di cuenta que quería hacer circo como a los 15 años cuando dejé los estudios formales y comencé a investigar e hice un año de introducción a la Danza en la Compañía Espiral. Tuve posteriormente mi investigación de música en la SCD y hasta que de repente fui a la Estación Mapocho donde me encontré con el Circo del Mundo en un encuentro latinoamericano de circo social. Me acuerdo que vi uno de los números más bellos que ha llevado a realizado El Circo del Mundo con malabares grupales y tuve en ese momento la certeza de que era eso, lo que yo quería hacer en mi vida.En esa época ya tenía amigos que hacían circo, pero eran de otra generación. Un año después se abrieron audiciones para formar un proyecto en el Circo del Mundo que se llamaba “Grupo Escuela”, que no era una formación profesional, pero sí una capacitación para nivelar entre gente que veníamos llegando y los que hacían circo hace muchos años. Ese año creamos un espectáculo que se llamó “Ekun”. De esa forma llegué al circo, desde la danza y cuando tenía 18 años de edad.
¿Por qué decides partir de Chile?
-En el 2007 terminó mi tercer año en la Escuela de Artes Circenses de El Circo del Mundo, la primera generación profesional. Teníamos un muy buen profesor belga que había diseñado la malla curricular y me gané una beca de especialización en la Escuelas Nacional de Canadá, y me fui. Hice audiciones para hacer la formación completa y quedé seleccionada.
¿Y desde ese momento te quedaste allá?
-Ese año 2007 decidí regresar a Chile para terminar mi 4º año de escuela en el Circo del Mundo, pues me parecía necesario e importante estar en Chile para terminar ese proceso y dejar algo potente como primera generación de la Escuela, y así lo hicimos, creamos el espectáculo “SubZirko” que presentamos durante 3 años. Luego de eso me vine a España a realizar un proyecto que llamado “Crece”, donde participaron egresados de escuelas de circos de todo el mundo. Ahí tuve la sensación clara de tener ganas de investigar por acá, de ver y vivir más circo y tener espacios donde entrenar profesionalmente, de tener seguros que cuidaran mi cuerpo, de tener un fluir de artistas que entrenan, que crean y que ven siempre cosas nuevas. Básicamente era algo que siempre me daba vueltas y acá lo tenía.
¿Sientes que en Chile existen pocas oportunidades para el arte circense?
-Creo que hay pocas oportunidades para artistas de circo en casi todo el mundo. Creo que en Francia es diferente, pero es un caso específico y en el cual como artista extranjera tampoco se hace muy fácil entrar. Hay que hacer una escuela y todo un protocolo de entrada a un circuito. Eximiendo a Francia, en el mundo entero no es tan fácil vivir del circo. El circo es un arte popular, es el arte de las carpas, de la calle y es muy difícil instalar nuestra forma de vida como algo que se puede y dotarnos de seguros sociales que se acomoden a nuestra realidad. Por ejemplo, yo estoy empadronada en una casa en la que no estoy nunca porque paso viajando, entonces las cartas no me llegan, pago multas hasta cinco veces, ese tipo de cosas me pasan acá en España y seguramente me pasaría también en Chile. Pero bueno, en términos de las oportunidades está en Chile el Fondart y en España y Alemania también existen fondos. No creo que Chile sea especialmente difícil para vivir de circo, más bien pasa eso en el mundo entero que no se considera otro estilo de vida que no sea el tradicional y ahí es donde veo el problema.
¿Y en cuanto a la protección?
-Existen protecciones que en España en general son más cómodas como la seguridad social y la salud pública en general es mejor. Pero tampoco creo que Chile sea muy difícil, es decir, hay circuito y el circo se está metiendo en el teatro más infantil, y el circo tradicional está contratando artistas de circo de escuela,están los Fondart y los Fondart de creación.Para mí no es especialmente difícil en Chile.
¿Fue muy difícil tomar la decisión de partir? ¿Qué te decía tu familia y amistades?
-Fue difícil porque tenía en ese momento una pareja y fue complejo por lo que significa dejar esa relación atrás y es un sacrificio emocional. Uno se da cuenta de las diferentes ambiciones también, porque lo que yo cuento de mi necesidad de salir de Chile, no es lo que piensa necesariamente todo el mundo y está súper bien que en su momento él no tuviera la necesidad de salir de Chile y yo sí. Entonces pasan cosas como esa, a otros les puede pasar con proyectos, a otros con la familia. Afortunadamente mi familia siempre me apoyó en el sentido de decirme ok, anda, pero también me hizo sentir que ellos están siempre conmigo, que hay amor y jamás se me cerró una puerta a nivel familiar ni profesional. No tuve que elegir, fue más bien el destierro emocional a nivel de pareja. Ha sido duro irme y salir de un espacio donde siempre estaba la familia y donde te conocen y donde por cierto tener trabajo es más fácil y llegar a un lugar donde nadie te ubica y donde hay que partir de cero.
¿Cómo fueron los primeros días fuera del Chile?
-Ha sido paulatino… como que me fui un tiempo a Canadá, luego a Europa vine con mi ex pareja a hacer otra especialización con una beca en Francia. Y la tercera vez que salí finalmente decidí quedarme. En ese sentido te puedo hablar de la primera vez que llegué acá con la idea de quedarme. Yo tenía la sensación muy vertiginosa y linda de estar en una aventura nueva y en una dinámica diaria y cotidiana que me gustaba mucho.Barcelona es mucho más pequeño que Santiago y como que es mucho más fácil y estaba todo cerca, tenía seguro de salud para entrenar bien, estaba la playa y los amigos. Tengo ese recuerdo muy febril de aquellos primeros días.
El 2013 fuiste parte protagonista de la obertura circense del Festival de Viña del Mar. ¿Cómo viviste ese momento?, ¿Fue una experiencia muy distinta a la que estaba acostumbrada?
-El 2013 fue en general un año muy movido para mí, ya que me gané un proyecto de creación en el Fondart para hacer un solo de circo, lo que a nivel de referente chileno era bastante importante porque no existen muchos experimentos de hacer circo 45 minutos y en solitario. Era un momento súper importante para mi carrera. Lo del Festival de Viña fue para mí básicamente un trabajo ya que nunca me ha importado mucho, no me gusta la música que se pasa allí. Fue más una experiencia desagradable ya que como artistas no nos respetaron, no teníamos un lugar para cambiarnos. No nos pagaban bien y era un trabajo muy arriesgado, yo arriesgué mucho mi cuerpo y mi seguridad personal y no valía la pena ni artística ni económicamente.
¿Con quién estuviste ahí?
-Afortunadamente me acompañó siempre la Daniela Torreblanca que es la técnica de El Circo del Mundo y si no hubiera sido por ella, me habría ido. Ella me daba mucha seguridad y era una asistencia muy importante para mí. Eso fue el único punto positivo, pues todo lo demás era para mí un descuido como trabajadores del arte y como artistas de circo. Yo he tenido que trabajar en un montón de lugares y producciones y sin duda esa ha sido la más desagradable en el sentido de no tener un buen espacio, un buen lugar donde descansar, el hecho de no tener claro los horarios de ensayo, los viajes, el ensayar hasta las 3 de la mañana, pasar frio, pasar hambre y que económicamente no resolviera más allá de un mes de vida. No era algo para estar feliz.
Definitivamente para olvidarlo…
-Al año siguiente hice otra obertura junto al dúo de bailarines Power Peralta pero allí hice asistencia. Esa vez fue diferente y bastante mejor el trato, esa vez se preocuparon más de mí, me pusieron hotel cuando tenían que hacerlo, me pagaron lo que pedí y fue en general mucho más correcta la forma de trabajar…y eso que yo no salía a escena. Entonces, no sé de qué depende, no sé si las actitudes son así a veces en televisión, no sé si se trata de que te toque un buen productor, pero claramente lo del 2013 fue para el olvido y el Festival de Viña del Mar ese año no fue para nada lo más importante que me sucedió.
¿En qué estás ahora?
-Por estos días estoy llegando desde Chile. Estuve allá por cosas familiares durante dos meses y ahora me preparo para un viaje que haré a Ibiza. Estaré seis meses allá con un proyecto artístico basado en un espectáculo cómico. También haré mis técnicas acrobáticas, pero más enfocada en la rutina cómica. Hago un dúo con una amiga en el Heart de Ibiza que es un restaurante exclusivo que nos compraron el espectáculo para ser mostrado durante seis meses.
¿Vienes a Chile permanentemente?
-Sí voy permanentemente a Chile y trato de ir cada año o año y medio sobre todo para visitar a mi mamá y mi familia.
¿Te gustaría en el futuro dedicarte a enseñar todo lo que has aprendido?
-No lo sé, porque no tengo una pulsión pedagógica muy fuerte. Me gusta el proyecto de escuela de gente que se está dedicando al circo profesionalmente. Eso me atrae y me ha atraído cuando lo he llevado a cabo, pero la verdad es que me siento en un camino más desde la creación, la dirección, el movimiento, las políticas de circo. La rutina del profesor es algo que no me atrae mucho. Tal vez organizar un workshop cerrado y viajar de escuela en escuela dándolo, tal vez, pero instalarme como profesora ahora al menos no. Tal vez más adelante cuando madure. Hay gente que tiene una vocación pedagógica muy clara, pero yo no.
¿Piensas volver a Chile?
-No, la verdad es que pienso más en que mi mamá se venga a vivir conmigo que yo ir allá. No es nada con Chile, pero la verdad es que me siento bien acá. Tengo una buena tribu de gente, amigos, medios artísticos que me interesan y ya han pasado 8 años desde que me vine. Existe acá una mentalidad tanto en la calle como en el crear que a mí me acomoda. Me siento más libre como mujer y económicamente. Lo único que me hace falta acá es mi madre y la gente querida más cercana, pero confío en que la dinámica de ir y venir nos mantiene en contacto. Ahora mismo, no veo que en el futuro necesite volver a Chile. Además Santiago-que es la ciudad donde viví- me parece una ciudad muy violenta, muy grande, muy competitiva. Estuve en París un tiempo y me parece que es muy parecida a Santiago y no me gustó. Existe una dinámica de trabajo y competitividad que no me acomoda.